Desc: Persona: Dirigida por Chuyu Wang. Dar testimonio, contar la historia, reexaminar la historia, las cosas olvidadas y las que no se dicen. La tarea que Wang ChuYu aborda con Person, su primera película, es ambiciosa. La historia es la de la historia de Taiwán, revisada a través de un hombre, Mo-lin Wang, fundador del Teatro de Artistas de Taiwán. La película se compone de dos escenas alternas compuestas por dos registros visuales y narrativos. Primero, escuchamos la narrativa de Wang, en la que recuerda su carrera política y sus giros y vueltas, desde Taiwán hasta China continental pasando por Japón. Es el viaje de un hombre de izquierda, un utópico, que fue comunista durante un tiempo. A medida que se desarrolla su historia, en la pantalla un grupo de trabajadores está ocupado levantando una estructura de madera. La otra escena se basa en un texto del mismo Mo-lin Wang, The Waste Land - título tomado del famoso poema épico de TS Eliot - que dos personajes entrevistos detrás de un lienzo leen y comentan. La pantalla se convierte a la vez en velo y página, en superficie para inscripciones. Este sesgo de puesta en escena juega con las contradicciones de un texto en el que el autor regresa principalmente a años pasados. ¿Filtrar? ¿Escenario? ¿Andamio? Metáforas, se sospecha. Las lecturas se entrelazan, las palabras se hacen eco o se desincronizan en un fascinante pas de deux. La historia tiene múltiples movimientos, al igual que las formas en que se presenta. El cuestionamiento del autor salta de un escenario a otro: la historia política reciente de Taiwán, la China de Mao y el capitalismo triunfante de los años 1980, la historia del nacionalismo, la ley marcial, la utopía comunista, el socialismo y la derrota de la Plaza de Tiananmen. Una reflexión sobre el posible papel, a partir de aquí, de la noción de persona. Una historia con ecos de fuego, que “poco a poco se va convirtiendo en la mierda de perro que todo el mundo evita”, en palabras de Mo-lin Wang. Wang ChuYu lo esboza como un drama de fantasmas parlantes y cuerpos mudos, los de los trabajadores en acción, en contrapunto al discurso que emana de un cuerpo ausente..